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Sociedad

“Jamón crudo sin sal”: el relato de sobrevivientes de Los Andes que comieron carne humana

Uno de los temas que durante años fue un tabú es el momento en que los sobrevivientes del accidente aéreo de los Andes tuvieron que practicar la antropofagia para mantenerse con vida.

En 1972, cuando un equipo de rugby uruguayo se dirigía a Chile, el vuelo en en que estaban cayó en medio de la cordillera y pasaron 72 días hasta poder ser rescatados. Para sobrevivir, tuvieron que alimentarse con los cuerpos de sus compañeros fallecidos. En diálogo con el periodista español Jordi Évole, tres de ellos contaron cómo fue esa experiencia.

Es una angustia, pero ¿qué hay que hacer? Es asqueroso lo que hay hacer. Yo me quedé pensando de noche, pensaba que estaba medio loco. Le dije a Danielito, ‘algo tenemos que hacer, de acá no salimos, vamos a tener que comer los cuerpos’. Y me dice ‘yo estoy pensando lo mismo’. Teníamos que romper el tabú: o comemos los cuerpos o nos vamos a morir de a poquito. Era el quinto día, y seguramente no nos iban a buscar. Ese fue el gran conflicto interno”, narró Adolfo Strauch.

“Al comunicarlo fue con diplomacia y democracia porque íbamos a tomar una medida angustiante, delicada. Pasaron tres días en esas discusiones porque no podíamos tomar una medida sin que la acepte al menos la mitad”, añadió.

Respecto del momento en que se tomó la decisión detalló: “Salí del fuselaje con un pedazo de vidrio, agarré un cuerpo boca abajo, sin saber de quién era, se cortó el vaquero, se cortó el cachete de la nalga y se probó. Para quitarle importancia y darle valor al resto dije ‘esto es como jamón crudo sin sal’, pero no tenía gusto a nada“.

“Lo increíble del ser humano es que a los pocos días era como comer pollo y no teníamos ningún problema, la mente se bloqueó porque si no hubiésemos enloquecido”, agregó Eduardo Strauch, primo de Adolfo y quien también es uno de los sobrevivientes de la tragedia.

Respecto de los que no se animaban a alimentarse con los cuerpos de sus compañeros, Adolfo sostuvo: “Para facilitar y animar a los que no habían comido agarramos un cajón de Coca Cola, las pocas maderas que había, prendimos fuego, un pedazo de chapa y algunos trozos de carne se hicieron a la plancha. Así todos comieron un churrasquito“.

“Los que rompimos el tabú fuimos nosotros, los más salvajes, los que no escuchábamos lo que nos decían nuestros padres sobre la religión. Si vas a las tradiciones, jamás vas a la antropofagia. Es pecado mortal“, concluyó.

Viajó a Uruguay a conmemorar la Tragedia de los Andes y su avión cayó en el Río de la Plata

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